Un equipo de investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) en Ciudad Real ha identificado proteínas responsables de la muerte neuronal y la inflamación asociadas al alzhéimer, lo que podría abrir un nuevo camino a terapias que sirvan para combatir una enfermedad que solo en España afecta a unas ochocientas mil personas.
El trabajo desarrollado por el grupo de Neuroplasticidad y Neurodegeneración, y publicado por Alzheimer’s & Dementia parte de los primeros síntomas clínicos del alzhéimer, la pérdida de memoria y la demencia, que se producen cuando desde fases iniciales la enfermedad afecta a una parte concreta del cerebro, la corteza entorrinal.
Localizada en el lóbulo temporal medio, la corteza entorrinal sirve de entrada a la generación de nuevos recuerdos y hace posible que podamos evocarlos. “Cuando los depósitos de proteínas patológicas se acumulan, las células de microglía (los policías y basureros del cerebro) y los astrocitos (los mayordomos de las neuronas) no pueden cumplir su misión y las neuronas mueren”, explica la investigadora de la UCLM Verónica Astillero López, autora principal de la publicación que sustenta este hallazgo.
Un equipo de investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) en Ciudad Real ha identificado proteínas responsables de la muerte neuronal y la inflamación asociadas al alzhéimer, lo que podría abrir un nuevo camino a terapias que sirvan para combatir una enfermedad que solo en España afecta a unas ochocientas mil personas.
El trabajo desarrollado por el grupo de Neuroplasticidad y Neurodegeneración, y publicado por Alzheimer’s & Dementia parte de los primeros síntomas clínicos del alzhéimer, la pérdida de memoria y la demencia, que se producen cuando desde fases iniciales la enfermedad afecta a una parte concreta del cerebro, la corteza entorrinal.
Localizada en el lóbulo temporal medio, la corteza entorrinal sirve de entrada a la generación de nuevos recuerdos y hace posible que podamos evocarlos. “Cuando los depósitos de proteínas patológicas se acumulan, las células de microglía (los policías y basureros del cerebro) y los astrocitos (los mayordomos de las neuronas) no pueden cumplir su misión y las neuronas mueren”, explica la investigadora de la UCLM Verónica Astillero López, autora principal de la publicación que sustenta este hallazgo.